Un número de identificación bajo la piel Verichips
Aunque gran parte de la sociedad aún los ve como mecanismos de vigilancia por parte del Estado, las microfichas fueron aprobadas por la FDA para su uso en humanos y cumplirán un rol fundamental para el sistema de salud y los pacientes.
Los verichips son microfichas de frecuencia radial que tienen el tamaño de un grano de arroz, se implantan bajo la piel y prometen tener mayor utilidad que las computadoras aunque, en realidad, no son más que una desinencia de ellas y su precio es bastante similar. Hasta ahora, su uso legal se circunscribía a los animales, pero en octubre de 2004 ha sido aprobada su aplicación con fines médicos en seres humanos. La Administración Federal de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) consideró que los beneficios para el sistema sanitario y los pacientes son muchos y necesarios, pese a la opinión de otros sectores de la sociedad que creen que los verichips cumplirán con otros objetivos oscuros, que van desde el espionaje, invasión de la intimidad y controles de consumo hasta teorías fundamentalistas religiosas, como que se trata de la “marca de la bestia” que se anuncia en los textos bíblicos. Por ahora, la máxima “diablada” la hizo una discoteca de Barcelona que propone a sus clientes que se implanten los microchips para no tener que llevar siempre los documentos y las tarjetas de crédito. En México, Gran Bretaña, Estados Unidos y España ya se está usando para restringir accesos a dependencias oficiales y archivos secretos sobre terrorismo y narcotráfico. La aprobación de la FDA amplía la utilidad de estos implantes al área de la salud, ya que las fichas podrán contener, por ejemplo, el tipo de sangre del paciente, alergias, medicamentos que consume y otras informaciones acerca de su estado de salud y de su historia clínica. Esto se logrará sólo con pasar un escáner por el lugar donde la persona tenga el chip. De esta manera, si un hombre sufre un accidente en la vía pública, los médicos no tendrán que esperar su identificación y antecedentes a través de la policía y la comunicación con la familia u otros hospitales para poder intervenir, sino que accederán a toda la información instantáneamente. La empresa Applied Digital Solutions, de Delray Beach, Florida, dijo que donaría este tipo de aparatos a unos 200 centros para recuperación de traumas de los Estados Unidos, a fin de acelerar su entrada al mercado de la atención médica. La compañía desea implantar sus chips en pacientes con diabetes, problemas cardíacos crónicos, mal de Alzheimer y otras dolencias, o que reciben tratamientos complejos como la quimioterapia. Los microchips cuestan alrededor de 650 dólares, aunque aún no se estimó qué valor tendrá su implantación. Sí se sabe que la operación de injerto bajo la piel se realiza con una aguja hipodérmica, dura menos de 20 minutos, no duele y no deja cicatriz. Su vida útil tampoco fue estimada aún, pero en animales ha bastado con una sola durante toda la vida. Pero los creadores de los verichips ven en la aprobación de la FDA un objetivo aún más importante que su función médica: es la mejor forma de acelerar la aceptación de los chips subcutáneos como dispositivos para todos los aspectos de la vida cotidiana, lo que significaría una verdadera revolución. “La aprobación de la FDA debería ayudarnos a sobrellevar el terror de los implantes de identificación personal y las sospechas que esto ha despertado”, señaló Scott Silverman, presidente de la empresa fabricante, quien sostiene que “los verdaderos opositores a estas fichas no son aquellos que temen por el espionaje o la invasión de la intimidad sino aquellos grupos religiosos fundamentalistas que sostienen que los implantes podrían ser ‘la marca de la bestia’ que se menciona en las revelaciones bíblicas”. El argumento religioso se basa en que el acceso a la base de datos donde se resguarda la información de cada persona se realiza a través de un número, que es el que está grabado en la ficha. En México, España y Japón, por ejemplo, con ese número se puede hacer que las puertas de acceso a archivos de información sobre temas sensibles –terrorismo, espionaje y narcotráfico, por ejemplo– se abran de inmediato, así como también son usados como control de acceso a las dependencias gubernamentales o a las empresas, las cuales obtienen información sobre las personas que ingresan y egresan, la hora y otros datos que se pueden almacenar. Pero su utilidad no tiene fronteras. En Barcelona, el super vip Baja Beach Club ofrece a sus clientes la posibilidad de dejar todas sus tarjetas en casa a cambio de llevar un chip implantado que valide su identidad y sirva para pagar sus consumos. Lo único que hay que llevar son las ganas de divertirse y bailar. No suena mal. De todos modos, los especialistas siguen analizando el alcance de los verichips en lo que respecta a consecuencias para la salud y, también, para la integridad e intimidad de las personas. El debate está planteado.
miércoles, 17 de junio de 2009
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